La inflación y las políticas económicas en el país andino son tema de análisis desde
hace muchos años. Además, es una situación que preocupa a sus habitantes, quienes siempre
están al pendiente de aquellos productos y bienes en los cuales invertir en Perú, sobre
todo para el 2025.
Aunque el año avanza rápidamente hacia el fin de su primer semestre, más la llegada de las
elecciones presidenciales en octubre, todavía resta tiempo antes de que la devaluación y la
inflación, licúen los ingresos.
Por ende, descubrirás en qué invertir en Perú en 2025 de acuerdo a varios
especialistas económicos y así, salvar tu patrimonio.
¿Por qué invertir en Perú en 2025? Panorama económico
Invertir en productos y bienes rentables es una de las alternativas más fiables a la hora
de hacer frente al panorama económico en Perú. Para nadie es un secreto que el país
atraviesa un nivel de inflación de los más altos en América Latina y el mundo.
Según reseñan tanto el Banco Mundial como la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico, Perú es una de las economías más grandes del continente, con un PIB
(Producto Interno Bruto) de alrededor de US$610 mil millones. Sin embargo, entre 2022 y lo que
va de 2025, se ha acentuado su crisis.
Crecimiento debilitado
La producción se contrajo en el último trimestre de 2022, impulsada principalmente por un
descenso de la inversión y el consumo privado. Los indicadores a corto plazo apuntan a una
nueva contracción durante el primer semestre de 2025, puesto que la producción agrícola se ve
afectada por una grave sequía.
Por su parte, el desempleo ha vuelto a los niveles anteriores a la pandemia, alcanzando el
6,3% en el cuarto trimestre de 2022, aunque la informalidad ha aumentado considerablemente,
acercándose al 40% de la población activa.
Asimismo, la inflación general aumentó hasta el 108,8% en el año transcurrido hasta abril,
el nivel más alto en más de 30 años, en medio de una brecha cada vez mayor entre los tipos de
cambio oficiales controlados y los paralelos. Ante ello, sin un ancla formal para las
expectativas de inflación, la inflación es generalizada, con una inflación subyacente que se
sitúa en el 105%.
Políticas fiscales y monetarias restrictivas
Los objetivos de la política fiscal implican una postura fiscal menos expansiva en el
futuro. De hecho, cumplir el objetivo de déficit primario del 1,9% del PIB en 2025 será un
reto, a pesar de las continuas reducciones de los subsidios energéticos.
En los próximos meses, la sequía provocará una fuerte caída de los ingresos fiscales
procedentes de las exportaciones, lo que podría elevar el déficit fiscal. Dado este panorama,
el Banco Central ha subido el tipo de interés oficial trece veces desde principios de 2022,
hasta alcanzar el 97%, lo que ha mejorado los incentivos para mantener saldos en moneda
nacional y aliviando las presiones sobre el tipo de cambio.
Aun así, con el reciente aumento de la inflación, se justifican nuevas subidas durante
2025. En conjunto con ellas, las continuas reducciones de las transferencias del banco central
al Tesoro serán clave para estabilizar la economía, lo que generará, subsecuentemente, una
mayor contención fiscal.
La producción se contraerá en 2025 en medio de riesgos crecientes
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